Película
basada en hechos reales que cuenta la historia de una profesora que
se enfrenta a un grupo de alumnos en clase procedentes de una
sociedad con conflictos interraciales. Esto alumnos se han acomodado
a esa forma de vivir, en donde son unos marginados que no se
esfuerzan y están acostumbrados a que los profesores desechen
darles clase porque son muy problemáticos. Vemos como la profesora
intenta cambiar la metodología varias veces intentando adaptarla a
sus alumnos y a sus clases, actuando como guía, buscando como
objetivo aumentar la autoconfianza y la autoestima de cada uno de
ellos. Se involucra en los problemas de la vida cotidiana de sus
alumnos, mostrando una implicación total que le provoca problemas
personales.
Tras
ver la película y analizarla por bloques, me
he decidido a tratar el foco de interés sobre la evaluación.
Me
sorprende bastante como la maestra propone el método de
autoevaluación para los alumnos, ya que como ella misma dice “ no
se puede puntuar la realidad” y ,por lo tanto, sus diarios
personales no pueden ser calificados.
Un
momento impactante de la película es cuando la profesora pregunta a
un alumno cual sería su calificación con respecto al trabajo
realizado durante el curso y este le contesta que se pondría un 0,
en ese momento la profesora le dice que no va a suspender porque
perjudicaría al grupo entero y le pide que se replantee su nota.
Creo
que es el único momento de la película en donde realmente se
aprecia la evaluación, en mi opinión, pienso que con la metodología
que usa hace que los alumnos se despreocupen por la nota y se
interesen en lo que verdaderamente importa, aprender. Gracias a la
autoevaluación los alumnos son capaces de valorar su trabajo y
esfuerzo, el problema es que si tienen un bajo autoconcepto,
provocado por las expectativas de la escuela, el alumno se
infravalorará y saldrá perjudicado.
Como
bien dice L. Stenhouse “si se puede medir, no es educativo”, y si
es educativo, al tratar de medirlo pierde su valor. Por lo tanto, no
sirve de nada querer medir el aprendizaje de nuestros alumnos cuando
es algo abstracto que no se puede medir. A veces, se nos olvida que
tratamos con personas, con sujetos que piensan y sobre todo SIENTEN,
no son máquinas con las que trabajar.
Creo
que es necesario diferenciar entre la calificación y la evaluación,
ya que cuando hablamos de evaluación algunas personas tienden a
pensar que se refiere a calificar al alumno. La evaluación no es
sólo calificar (cosa que no podemos evitar puesto que estamos
obligados a hacerlo), es comprender todo lo que realiza el alumno,
buscar en donde comete errores (no para juzgarlo y reprimirlo sino
para ayudarlo) y, por último, ayudarlo a mejorar sus errores, porque
el objetivo de la evaluación es mejorar la calidad de la escuela y,
sobre todo, favorecer el desarrollo intelectual, social y moral del
alumno.
Otro
punto a destacar es que la calificación además de carecer de valor
pedagógico, es algo subjetivo, prueba de ello es que en un
experimento realizado en Francia, cogieron 3 respuestas al mismo
examen de redacción francesa, que se sometieron a 76 correctores
cuyo resultado fueron los siguientes:
De
lo que obtengo como conclusión que si en Matemáticas, que es una
ciencia exacta, como es posible que haya un 36% de margen de
diferencia entre el aprobado y el suspenso y que para que se elimine
esta diferencia es necesaria la intervención de 13 profesores. En
conclusión saco que la calificación es muy subjetiva, porque ya no
depende de si el alumno es de tu agrado o no, sino que cada docente
tiene unas convicciones y piensa como más importante unos aspectos u
otros del examen. Además de la subjetividad la calificación
presenta un gran aliado, la clasificación. Esta se lleva a cabo en
la escuela desde el inicio de la etapa obligatoria, en donde niños
con 6 o 7 años comienzan a sufrir los efectos de esta clasificación.
Según
Ángel Pérez: “al menos en la educación obligatoria las notas no
deberían existir” y yo estoy en total acuerdo con él puesto que
en la etapa obligatoria (sobre todo en secundaria) los niños van
obligados a la escuela, carecen de toda motivación por aprender, y
si encima que están obligados a permanecer en una silla sentados
durante 6 horas diarias, viendo pasar a profesores, uno tras otro,
soltando el discurso cada día, los tenemos que seleccionar en un
ranking en el que sólo los que memorizan más, hacen como que
escuchan en clase, llevan las actividades al día y son
“políticamente correctos” en esta son los que ostentan los
mejores puestos mientras que los “obligados a asistir” y que
carecen de interés por la escuela son degradados hasta el fondo de
este ranking en donde se les etiquetan de problemáticos y se les
deja repitiendo cursos porque no han “aprendido” lo suficiente en
ese año. Esto es un modo de socialización, de manera inconsciente
por desgracia para nosotros, estamos siendo educados para encajar en
una sociedad en donde la disciplina y la sumisión son los temas del
día. Sociedad que tenemos el deber de cambiar por completo.
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